Qué sería de la congestión y contaminación de las grandes ciudades si esta forma de transporte público no existiera. Sin duda el metro o suburbano es toda una ayuda a la movilidad en las grandes urbes del planeta. Pero también se erige como un icono en muchas de ellas. El plano que los viajeros utilizan para desplazarse por la red contribuye a esa consideración.
Cuando todo lo que necesitas saber es la línea que uno debe tomar para ir a otro punto y en qué estación descender, todo lo demás resulta irrelevante. Es la idea que movió al creador del mapa del metro de Londres a diseñar en 1931 el plano tal y como hoy lo conocemos en su esencia.
Así, la simplicidad se convirtió en un elemento determinante en los mapas de metro y en general de transporte público. Si generalmente un mapa más detallado ha sido considerado como más práctico, al ser más fiel al espacio que se pretende representar, en el caso del metro esto no es así.
Vaciar el mapa de informaciones inútiles
Vaciar al mapa de informaciones inútiles tenía todo el sentido para conseguir lo que de verdad interesaba: aclararse de manera sencilla e intuitiva de a qué punto se quería ir y la ruta que era necesario seguir para conseguirlo.
Un poco de historia. La extensa red de metro -Underground- de Londres es una de las notas distintivas de una ciudad que siempre ha presumido de transporte público. Pero conforme esa red se iba extendiendo, a primeros del siglo XX, más complicado resultaba para que los usuarios supieran cuál de las líneas de ese enmarañado sistema debían coger.
Así las cosas, en 1908, la alcaldía elaboró un mapa de la red superpuesto a la ciudad. Fue un avance, pero aún no permitía encontrar una estación y el trayecto a realizar, con sus cambios de línea, de una manera sencilla.
En 1931, como los grandes hombres hacen las cosas, sin que nadie se lo pidiera, en su tiempo libre, un dibujante de ingeniería de la oficina de señalización del metro llamado Harry Beck, comenzó a dibujar un nuevo mapa para simplificarlo.
Su diseño fue revolucionario en su mayor parte, al dejar fuera las curvas, sustituyéndolas por ángulos de 90 y 45 grados. Puso en las estaciones con correspondencia un círculo blanco y situó a todas las estaciones a la misma distancia, en el que fue el cambió más controvertido.
Todas las estaciones a la misma distancia
El hecho de situar todas las estaciones a la misma distancia fue, sin duda, una gran idea. Bajo tierra importa poco lo que está en la superficie. El metro era un universo propio, en la que la única información relevante para el usuario era el número de estaciones que quedaban para llegar a su destino o los cambios de línea que debía realizar para conseguirlo.
La distancia no se medía en kilómetros, sino en estaciones. La inspiración eran los mapas de circuitos eléctricos como aquellos con los que lidiaba en su trabajo diario. Beck diseñó todas las versiones del mapa de Londres hasta 1960.
La genial simplicidad de Beck se convirtió en símbolo de Londres. En 2006, el museo de Diseño Británico y la BBC organizaron un concurso para elegir la mayor obra del diseño británico desde 1900.
El mapa de Beck quedó en segunda posición por detrás del Concorde, que en realidad era mitad británico, mitad francés. Posteriormente, paradójicamente Beck no tendría el mismo éxito con el mapa de metro de París.
Un modelo que inspiró a muchos otros mapas de metro
Los principios adoptados por Beck inspirarán a otras ciudades. Desde entonces, la mayor parte de los mapas del metro del mundo siguen un esquema similar al inglés y se convertirán en referencias rápidas y prácticas para localizarse sobre el mapa de metro en las grandes ciudades, donde el exceso de información, sin duda, puede confundir.
Una excepción es la de Nueva York, donde en 1976 se puso en marcha una versión sintéctica del mapa de metro, pero los usuarios no terminaron de aceptarlo. En 1979 se volvió al mapa geográfico.
Los planos de metro como iconos de las ciudades
Lo cierto es que los mapas de metro, como todo lo que rodea al suburbano (la señalética o su imagen corporativa) son sin duda iconos muy reconocibles de las grandes ciudades del planeta. Y hay quien se dedica a recopilarlos. Se trata del blog ‘Transit Maps‘, editado por Cameron Booth, un diseñador gráfico de origen australiano, redidente en Portland (Oregón, Estados Unidos).
Según explica el bueno de Cameron «los mapas de metro bien diseñados combinan mucha información en poco espacio. En un instante, aprendemos como ir de «A» a «B», siguiendo de manera sencilla líneas de colores». Y añade, en la línea de este artículo: «Los mejores mapas se convierten en símbolos de su ciudad, admirados y queridos por todos».
En este sentido, según Booth, mientras el mapa de metro de Londres es el prototipo más común, un mapa de metro puede tener muy distintos aspectos. Y todas estas variables son las que él ofrece en su blog: «mapas de metro de todo el mundo: reales o imaginarios, del pasado, presente o futuro, explicando lo que me gusta y no me gusta de ellos, dando a cada uno mi propia y subjetiva calificación».
En una entrevista realizada a Booth en el blog Three Sixty explicaba que «los mapas de metro necesitan contener una jerarquía en la información y que los elementos más importantes debían ser intuitivamente obvios». «Las estaciones de intercambio (entre líneas) deben mostrarse claramente, al igual que el final e inicio de las rutas», añade.
El mapa de metro de Stuttgart como modelo
A la hora de elegir entre los mapas, señala que uno de sus mapas favoritos es el que realizó en Stuttgart, Alemania, en 2000. Se muestra la red de transporte de la ciudad sobre una cuadrícula isométrica (usando ángulos de 30 grados casi exclusivamente), en lugar del método habitual más ortogonal, que utiliza cualquier múltiplo de 45 grados.
A su juicio, este mapa de transporte público, cumple con todos lo requisitos. Es claro y fácil de entender, todos los nombres se muestran de manera horizontal, tiene un aspecto único y distintivo y es «absolutamente bello al mirarlo». La perfección del mapa de metro llevada a la realidad.
*Fuentes: Este artículo sobre los metros en la web Outra Cidade (1), la entrevista a Cameron Booth (2) y el propio blog de Booth, Transit Maps (3).
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