El pasado año la localidad burgalesa de Castrillo Matajudíos, en Burgos, dedidió por referéndum cambiar su nombre por el de Castrillo Mota de Judíos. El cambio venía motivado por las connotaciones que la antigua denominación llevaba implícitas, que convirtieron el caso en noticia de alcance mundial. Actualmente, el cambio está en trámite. Porque las cosas de palacio, ya se sabe, van despacio.
Castrillo de Matajudíos es sólo uno de los múltiples cambios en la denominación que muy diferentes localidades españolas han sufrido a lo largo de la historia. Son muchos los ejemplos diseminados por la geografía nacional de cambios de topónimo, lo que los expertos denominan «retoponimizaciones». Pero estos cambios no son un fenómeno nuevo, reciente, ni sujeto a modas.
El profesor de Filología Románica de la Universidad de Alcalá de Henares y experto en toponimia Jairo García Sánchez explica en conversación con Geografía Infinita que «son muchas las razones que puede haber detrás de un cambio de nombre y, desde luego, también convendría considerarlas desde una perspectiva histórica puesto que las retoponimizaciones, que así solemos denominar a estos cambios, se han producido desde antiguo y a lo largo de los tiempos».
Así, según García Sánchez, «los topónimos, pese a su aparente inmovilismo, están sujetos a modificaciones y alteraciones de manera continua». De este modo, muchos topónimos son sustituidos por otros y, en ocasiones, se reformulan o se renuevan.
«La sucesión de estratos y lenguas en un determinado territorio provoca alteraciones en su toponimia. Los cambios pueden ir desde una adaptación o una mayor evolución fonética hasta la sustitución de un nombre antiguo por otro acorde con la nueva lengua vigente; el deseo de encontrarle sentido al topónimo puede llevar a sustituirlo o a recrearlo», detalla el autor del libro Atlas toponímico de España.
Así ocurre que a veces se han recuperado nombres antiguos por la supuesta identificación de su ubicación. Es lo sucedido, por ejemplo, con Sagunto, que hasta el s. XIX se había denominado Murviedro (< lat. muru veteru ‘muro viejo’ –en referencia a los restos del antiguo núcleo fortificado–), tal y como explica García Sánchez.
Hay también casos en los que un topónimo de apariencia o fonética malsonante puede provocar el malestar o rechazo entre los miembros de la comunidad que designa. Así, «al considerarse afectados por lo supuestamente desagradable del nombre, a veces promueven su sustitución por otro de aspecto neutro o, ya puestos en faena, de claro cariz meliorativo», señala el experto en toponimia. «Resulta fácil comprobar que este fenómeno es bastante frecuente y cómo algunos topónimos actuales esconden tras de sí denominaciones anteriores un tanto comprometedoras», señala el profesor de la Universidad de Alcalá de Henerares.
El actual Flores de Ávila, «de tan preciosista nombre», fue hasta el siglo XV Vellacos –nombre de origen antroponímico– y Florida de Liébana, en Salamanca, se llamó hasta 1548 Muelas; «ya estos dos topónimos son claro índice de lo que decimos», explica. La hermosura floral se deja notar asimismo en Miraflores de la Sierra, que hasta 1627 tenía una denominación mucho menos agradable al oído… y al olfato: se llamaba Porquerizas. En esa misma línea, el salmantino Pocilgas fue sustituido por Buenavista. Por su lado, la localidad de Valderrubio, en Granada, fue hasta 1941 Asquerosa, mientras, en 1955, la antigua Escarabajosa cambió su nombre por Santa María del Tiétar.
Cuando los reyes deciden
Hay ejemplos en los que los reyes de turno han tenido mucho ver. Es lo que ocurre, por ejemplo con la recuperación del topónimo Titulcia, también prerromano, que hoy da nombre a la población madrileña antes llamada Bayona de Tajuña», prosigue. El nombre que tenía antaño Titulcia en euskera significa buen río. Y las orillas del Jarama, lindantes con el pueblo dan fe de ello.
Fue el Duque de Torrehermosa, señor de la villa en 1814, quien pidió a Fernando VII cambiar su nombre afrancesado, que traía tan malos al nefasto monarca. No hay que olvidar que precisamente en esa villa costera del País Vasco francés, Bayona, fue donde el Borbón felón vivió su exilio a partir de 1808, durante los seis años que se prolongó la invasión napoleónica.
Hay más poblaciones que en su día reemplazaron su nombre por decisiones de reyes. Es el caso de Velada, antiguo Atalayuelas de Guadierva, que cambió su denominación por mandato del rey Alfonso X el Sabio, «quizás para favorecer su repoblación», según detalla García Sánchez. «Otras veces la sustitución estuvo motivada por intereses señoriales o concesiones reales a algún señor: Mombeltrán (Ávila) debe su nombre a un privilegio otorgado por Enrique IV a don Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque», añade.
Arabayona de Mógica, en Salamanca, era antes Hornillos, pero en 1655 Felipe IV le concedió su señorío a don Rodrigo de Mújica y este cambió el topónimo por el de Arabayona, en recuerdo de su lugar natal en Álava (Aramayona).
Villacarrillo se llama así por la mediación del arzobispo Alonso Carrillo para que la aldea de Chozas de Mingo Prieto, su anterior nombre, recibiera el título de villa y se independizara de Iznatoraf. Juan II de Castilla se lo concedió en 1450. El mismo rey Juan II fue quien concedió a la actual Ciudad Real el título de ciudad en 1420, lo que supuso la sustitución del nombre que tenía desde su fundación por parte de Alfonso X, Villa Real.
Por su parte, Villamanrique, también en la provincia ciudadrealeña, debe su nombre a don Rodrigo Manrique, quien en 1474 concedió al lugar el privilegio de villa y sustituyó el topónimo anterior, Belmonte de la Sierra, por el actual.
Toponimia y lenguas co-oficiales
Por otro lado, si hablamos de cambios como los producidos en 2011 en los nombres oficiales de las provincias vascas, que desde entonces han pasado a ser Gipuzkoa, Bizkaia y Araba/Álava, hay que tener en cuenta que, en principio, solo se trata de la instauración del endónimo vasco como nombre oficial. Eso no quiere decir que los nombres en su versión castellana, Guipúzcoa y Vizcaya, se tengan que dejar de usar cuando se habla o se escribe en castellano.
Al contrario, eso es lo apropiado, como de hecho lo era, antes de producirse el cambio en el nombre oficial, que los topónimos en su versión vasca se emplearan en vasco. Esto mismo, lógicamente, vale para los demás endotopónimos y exotopónimos españoles y las demás lenguas (Lleida –oficial– y Lérida –en castellano–; Girona –oficial–, Gerona –en castellano– y Xirona –en gallego–; A Coruña –oficial–, La Coruña –en castellano–, Coruña –en vasco–, y La Corunya –en catalán–; Ourense –oficial– y Orense –en castellano–).
* Las variaciones en los nombres de los municipios de España desde 1842 hasta el presente s. XXI se pueden consultar en este documento y en esta base de datos.
mi abuelo nació en España según un documento en Riobamba provincia de Pontevedra y fue anotado en la iglesia Juan de Baion pero nunca pude encontrar en mapas de Pontevedra la localidad aldea o paraje llamado Riobamba puede ser que su nombre cambio?
En Sevilla existe un pueblo llamado Isla Mayor y que hasta no hace mucho su nombre oficial era Villafranco del Guadalquivir. Creo que lo cambiaron sobre los años 90.
Hola tengo una duda sobre un pueblo llamado lisalde o lizalde con z , supuestamente es en Coruña , España, en estos momentos no hay ninguno llamado asi , pero mi bisabuelo tiene documentos q dicen q nacio ahi , al igual q los registros d sus padres, quisiera saber si algun lugar d españa tubo este nombre y luego lo cambiaron , he buscado y no encuentro nada sobre ese lugar . Mi bisabuelo se caso en cuba como muchos españoles , y murio en cuba pero no puefo encontrar este lugar en españa
Hola, Eva María. Lizalde es un pueblo de Navarra.
Buenas!!! Segorbe (Castellon) tiene una pedania que aunque su nombre oficial es Peñalba todo el mundo lo conoce como Carrica. De hecho he visto en mapas medievales de la zona del Palancia que pone Carrica en vez de Peñalba. Pero no se cuando ni por que se le cambio el nombre…
Muchas gracias por la aportación Alejandro, ¿por qué no le cambiarán el nombre?…
no se el motivo de por que se le cambió el nombre, ni cuando sucedió, pero la pedanía podría en breves convertirse en entidad local menor, entrando en la asociación de entidades locales menores valencianas y creo que una vez dentro si estaría permitido hacer un referendum para volver a utilizar Carrica.
Pingback: Pueblos de España que cambian de nombre
Estoy a punto de publicar un libro «unico y diferente» sobre toponimia en Iberia, Francia e Italia, me interesa comentar contigo mi trabajo, algo aprenderemos ambos, ya que lo que cuento nunca se ha conocido, y tu conoces lo que yo puedo ignorar.
Hola Juan Ramón,
Si te parece, puedes contarme mñas detalles en la dirección de correo del blog: geografiainfinita(arroba)gmail.com
Gracias!
Existen aún al menos tres ejemplos de toponimia franquista en España, aparte de los «x» del Caudillo que aún quedan.
Alcocero de Mola (Burgos), por el General Mola. En su término se produjo el accidente de avión en el que murió.
San Leonardo de Yagüe (Soria), por el General Yagüe. Es su pueblo natal
Numancia de la Sagra (Toledo), anteriormente (y desde siempre) llamada Azaña. El nombre se le cambió al ser conquistada durante la Guerra Civil por el Regimiento Numancia del bando franquista.
Y hasta hace muy poco existía también el municipio de Puebla de Don Francisco (Cuenca). El nombre venía por Franco sino por Francisco Ruiz-Jarabo, ministro de Justicia de 1973 a 1975, y natural de Garcinarro, capital del municipio. En 2010 se cambió el nombre a Valle de Altomira.
Excelente aportación. Los incluyo en el post en cuanto tenga un minuto ;) Saludos