Nos acercamos a la Biblioteca Nacional para conocer desde dentro su servicio de cartografía. Lo hacemos de la mano de su responsable, Carmen García Calatayud, a quien recientemente hemos entrevistado en el podcast de Geografía Infinita. Hoy te acercamos un resumen de lo que dio de sí esa charla. Si quieres escuchar el podcast completo lo encontrarás al final de este artículo.
García Calatayud es una apasionada a los mapas. Quién mejor que ella para adentrarnos en una cartoteca, ese lugar donde se guardan y conservan las obras cartográficas. Unos mapas que siempre tienen que estar ordenados y clasificados para poderlos consultar posteriormente de forma adecuada.
En la Biblioteca Nacional entienden el mapa «en un sentido muy amplio» ya que hay «muchísimos tipos de materiales y recursos cartográficos».
«Principalmente hablamos de materiales cartográficos y esto incluye también planos, vistas de ciudades, esferas terrestres o celestes, maquetas que pueda haber en escayola o en madera, los folletos turísticos, los puzzles o las tarjetas postales», explica García Calatayud.
Después, cada uno de esos recursos se puede desdoblar y «nos podemos encontrar con mapas geológicos, mapas topográficos, mapas de vinos o mapas de lo que sea». También se pueden clasificar por material o por fecha. «Hay muchos elementos para poder clasificarlos», detalla.
El trabajo que se realiza dentro de una cartoteca es por tanto similar al de una biblioteca, pero hablando de mapas. Todo ese trabajo se puede resumir en tres conceptos: reunir, conservar y difundir.
Las distintas formas de reunir mapas en la Biblioteca Nacional
Si nos ceñimos a «reunir», significa que por la ley de Depósito Legal todo lo que se publica en España entra en la Biblioteca Nacional. Entran libros, revistas y mapas, de los cuales se lleva a cabo la catalogación, una descripción de todos esos materiales.
Lo cierto es que apenas hay mapa que se publique en España que no acabe en la Biblioteca Nacional. Terminan allí la gran mayoría de materiales cartográficos de nueva publicación, que pasan por el depósito legal donde se les da un número para su publicación. Así, por el hecho de que tenga ya ese número, hay una obligación de depositar en la Biblioteca Nacional dos ejemplares de todos los materiales.
Esto, detalla García Calatayud, incluye también a las tarjetas postales, a todos los mapas que edita el Instituto Geográfico Nacional o a los mapas que hace el servicio geográfico del Ejército. Pero también a los que se hacen sobre agricultura, residuos urbanos, los geológicos, los de las rutas de bares, los de comercios, de senderismo, de aves…. la lista es interminable y hay “una variedad grandísima”.
La adquisición y el donativo de material cartográfico
Otra manera de que entren estos mapas en la Biblioteca Nacional es a través de las adquisiciones, que pueden ser tanto en el caso de la cartografía moderna como en la antigua principalmente.
Aquí disponen de un presupuesto y seleccionan por distintos tipos. Un coleccionista les puede ofrecer determinados mapas y deciden en función de una serie de criterios, entre los que pesa, por ejemplo, el hecho de que sea relacionado con España o con cartógrafos españoles.
Otra de las formas que está creciendo últimamente es la del donativo, según explica Carmen García Calatayud. Se trata de casos en los que, por ejemplo, la gente está deshaciendo casas y ofrece mapas u otros materiales como tarjetas postales. Aquí hacen el mismo trabajo, analizan si lo tienen y en caso de que interese el material por su valor, se almacena.
¿Cómo se guardan los mapas?: la conservación
De todo eso lo llega a la BNE, incluyendo lo que se deposita y lo que se compra o dona, se hace una descripción. Son los materiales que posteriormente se ponen a disposición del público para su consulta, para que quien lo solicite pueda consultarlo.
Esto nos lleva a que haya que conservar todo ese material. Para hacerlo, necesitan unos muebles apropiados en unas condiciones de temperatura y humedad especiales.
Seleccionan además también determinado material que está deteriorado para restaurarlo, encuadernarlo o digitalizarlo posteriormente. En este ámbito existen distintos laboratorios: de encuadernación, de restauración o de reprografía.
También realizan lo que llaman preservación, es decir, antes de que se deteriore un libro o un mapa, lo colocan en cajas, en cartulinas, en fundas, todas libres de ácidos.
Los tipos de almacenamiento de mapas
En la Biblioteca Nacional tienen depósitos que son bastante “especiales”, los de Cartografía, porque cuentan, como se ha visto con “mucha variedad” de material. En función del material tienen distintos sistemas para guardarlos, diferentes tipos de mobiliario para cada tipo.
Por ejemplo, tienen muebles horizontales que se llaman planeros, los “típicos de una cartoteca”. Los planeros están compuestos de bandejas horizontales, en cada una de las cuales se guarda un número determinado de documentos cartográficos.
“Procuramos que no sean muchos porque la mayoría de los mapas de documentos cartográficos son grandes, el papel pesa mucho y son muy difíciles de manipular”, detalla García Calatayud.
También cuentan con estanterías donde guardan por ejemplo mapas que se pueden almacenar en rollos. Muchos de estos tienen una varilla que permite guardarlos sobre su propio eje, como si fuera una torá, y se va girando sobre su propio eje. Normalmente se guardan guardar en horizontal por su tamaño y por su peso. Los atlas Atlas antiguos tienen grandes pesos que hace que se tengan que colocar en horizontal.
Hay otros materiales, como los globos terráqueos, que se almacenan en vitrinas. En la BNE cuentan por ejemplo con una esfera una esfera terrestre del siglo dieciocho almacenada en una vitrina especial.
Además de todos estos sistemas, cuentan con un sistema de archivo, un rotativo vertical, que cuenta con una capacidad enorme y que permite guardar por ejemplo tarjetas postales en grandes cantidades. Las ordena por orden alfabético con un sistema de números que pone el sistema en movimiento y te lleva a cada una de las localizaciones.
El transporte de los mapas
Pero además de conservarlos en un mobiliario al efecto, los mapas se manipulan. Los solicitan los investigadores o deben restaurarse o digitalizarse, lo que de un modo u otro lleva a su manipulación. para poder mover los mapas cuentan con unas carpetas, las más grandes que las de la Biblioteca Nacional. Se trata de unas carpetas de enormes dimensiones, concretamente de 100cm x 140cm.
Además, cuentan con unos carros para poder mover esas carpetas y que al ir sobre ruedas facilitan su traslado. Es lo que llaman el “carro sándwich”, que tiene dos barras entre las que se mete la carpeta en cuestión.
Dentro de los tipos de elementos móviles para facilitar la consulta y manipulación de mapas, tiene otro “que a nosotros nos hace gracia”, reconoce García Calatayud. Le llaman el papamóvil por su similitud.
Los planeros normalmente cuentan con unas bandejas que están a una altura veces elevada para la gente que no tiene una estatura alta. Para poder acceder a las partes más elevadas es necesario subirse para estar un poco por encima de las bandejas y poderlas manipular.
La temperatura en los depósitos cartográficos
Todos estos materiales están en depósitos en cartografía. Siempre tienen que tener unos factores de temperatura y de humedad que siempre sea constante. Debe haber luz y no haber aire, así como deben evitarse los cambios de temperatura bruscos.
La difusión de la colección de materiales cartográficos
Pero la labor de el departamento de cartografía de la Biblioteca Nacional no queda ahí. También difunden la colección que “es casi lo más importante”. “A la hora de difundir la colección, lo hacemos de manera presencial, especialmente a través de una sala de investigadores, una sala especializada”.
Se trata de la Sala Goya, que es de uso compartido con el servicio de Bellas Artes. Allí acude gente muy variada, desde los que solicitan información básica a los eruditos que requieren mayor especialización.
Pero la difusión se amplía o otros canales. “Tenemos otra forma de difundir, que es la no presencial, te llaman por teléfono para consultas, por correo electrónico hay buzones institucionales, después hay obras que salen a exposiciones». También realizan visitas a grupos, a universidades, visitas especializadas, esa es la verdad que “son muy gratificantes siempre”.
Las exposiciones de mapas y la difusión en redes sociales
Asimismo han organizado cursos para dar a conocer el fondo cartográfico de la BNE o han organizado jornadas de cartografía. En este sentido, han realizado dos jornadas que tuvieron un lleno lleno completo en el salón de actos.
También celebran seminarios o sus propias exposiciones. En el caso de las exposiciones, García Calatayud explica que normalmente las de mapas complementan a otras exposiciones más amplias, pero recuerda que hace un par de años tuvieron una exposición que era entera de mapas. Fue todo un éxito.
El curso de los tiempos también ha llevado al servicio de cartografía de la Biblioteca Nacional a adaptarse. En este sentido, están en la propia web de la Biblioteca Nacional, a través de las redes sociales, desde Facebook a Twitter, pasando por Instagram.
También publican artículos en alguna revista fuera de la biblioteca o posts relacionados con cartografía en el blog de la BNE para que se dé a conocer algún algún libro, algún mapa, alguna curiosidad en la página web de la Biblioteca Nacional.
Escucha la entrevista completa en nuestro podcast en ivoox:
Escucha en Spotify el podcast:
Para la conservación, «debe haber luz y no haber aire». Supongo que será un error, ya que no se guardarán al vacío…
Muy buen artículo. No lo conocía.
Un artículo muy interesante. En el mapa del lugar desconocido, ¿»Luna» no podría ser un lugar en vez de la firma? Hay un río y una comarca en León que se llama así, y creo que una zona de Aragón también.
Por otro lado, hay una errata y sobra la h del segundo «ha»: «ha llevado al servicio de cartografía de la Biblioteca Nacional ha adaptarse»
Muchas gracias por el aviso sobre la errata Ricardo, solucionada.
Sobre el mapa, la información que tengo es que es desconocido, si encuentro algo más sobre el mapa, actualizo. Desde luego es una posibilidad que haga referencia a alguno de esos topónimos.
Saludos
Gonzalo