Una comparación de mapas electorales de Estados Unidos ha salido a la palestra en estas elecciones, acompañada de una máxima aplastante: «los territorios no votan, las personas, sí». El mapa electoral ha sido viral varias veces desde que fuera creado por el científico de datos Karim Douieb sobre la base de los resultados electorales de 2016, las anteriores elecciones de las que Trump salió vencedor.
Con los nuevos comicios y su polémico resultado sobre la mesa, el mapa ha adquirido un nuevo brío viral y lo hemos visto hasta en la sopa. Esto ha llevado al propio autor a crear una nueva versión actualizada de la visualización, en este caso, con los datos de las elecciones de 2020 de las que Joe Biden ha salido vencedor.
Congratulation @JoeBiden 🥳
The voice of the American people has been heard! #Election2020 https://t.co/UIyCcJKLLJ pic.twitter.com/kSpKRQSOLY
— Karim Douïeb (@karim_douieb) November 7, 2020
El mapa ha vuelto a poner de actualidad una cuestión que está siempre viva: la subjetividad de los mapas. También de los electorales. Todo mapa depende siempre del enfoque y de la mirada que haya detrás. Más si cabe cuando la política y sus intereses entran en juego.
Una cuestión demográfica
Pero dejando a un lado la política, lo cierto es que esta visualización compara de una forma muy clara y con mucho éxito la diferencia entre el voto llevado a los territorios frente al de los individuos. Se convierte así en un elemento de comunicación muy efectivo por su capacidad auto-explicativa.
A nivel mundial y de forma creciente, la población tiende a concentrarse en grandes núcleos, en un fenómeno que se ha ido acrecentado en los últimos años en todo el Planeta. Ocurre en países como Estados Unidos, donde las mayores densidades de población se sitúan en las costas este y oeste y en la zona de los Grandes Lagos, así como en puntos concretos como Florida.
Pero también sucede en Europa en su conjunto y en países concretos, como puede ser el caso de Francia (gran concentración en torno a París, arco mediterráneo y otros grandes núcleos como Lyon) o España (concentración en Madrid, arco mediterráneo y otros puntos aislados, como el País Vasco o Sevilla).
El mapa viral: un reto aceptado
En el caso del mapa de Douieb todo arrancó en 2016, con su iniciativa ‘Try to impeach this’; como respuesta a un tuit de Lara Trump. La presentadora y productora de televisión, yerna de Donald Trump, animaba a desmontar un mapa tan “rotundo” como el que sigue:
Challenge accepted! Here is a transition between surface area of US counties and their associated population. This arguably provides a much more accurate reading of the situation. @observablehq notebook: https://t.co/wdfMeV5hO4 #HowChartsLie #DataViz #d3js https://t.co/lStHeeuMUw pic.twitter.com/MpYiXtsHmu
— Karim Douïeb (@karim_douieb) October 8, 2019
El del tuit de Lara Trump era un mapa de Estados Unidos por condados, en el que cada unidad territorial aparecía coloreada con el rojo republicano o el azul demócrata, en función de cuál hubiera sido el ganador absoluto en ese condado.
Los mapas electorales en Estados Unidos
Lo cierto es que la mayor parte de los mapas electorales a los que estamos acostumbrados desde los primeros mapas electorales de la historia, son equívocos. Ponen por delante la precisión geográfica sobre la electoral.
Las áreas regionales no son representativas del auténtico resultado electoral, especialmente en sistemas electorales representativos que tratan de aproximarse a la idea de que una persona es un voto.
Así las cosas, si en vez de colorear el territorio del condado correspondiente representamos cada condado (unidades territoriales en las que se subdivide un estado en Estados Unidos) por un punto con un tamaño proporcional a la suma de votantes asociados, la visualización ofrece una lectura muy diferente de la situación. Esta representación ofrece una mejor comprensión de en qué sentido ha votado cada condado.
El papel del voto popular
Aunque el mapa previo (en puntos) provee de una visión más precisa de las elecciones estadounidenses de 2016, sigue siendo bastante inexacto ya que el resultado electoral de un condado no es binario (todos republicanos o todos demócratas). En su lugar, se puede mostrar la proporción de partidos dividiendo los puntos según el resultado, como se hace a continuación.
De esta manera, en la imagen superior la proporción entre el número de píxeles rojos y azules corresponde a la proporción de votos populares. Es decir, 65,853,514 personas votaron en las elecciones de 2016 por los demócratas (48.2%) vs 62,984,828 que votaron por los republicanos (46.1%).
El colegio electoral en Estados Unidos
En el sistema de elecciones presidenciales en Estados Unidos, en lugar de que el voto popular a nivel nacional determine el resultado de las elecciones, el presidente de los Estados Unidos se determina mediante los votos emitidos por los electores del Colegio Electoral.
El Colegio Electoral está formado por 538 electores. Los estados tienen una cierta cantidad de electores y la mayoría de los estados tienen un sistema “winner-take-all” , en el que «el ganador se lo lleva todo». Este sistema otorga todos los electores al candidato presidencial que gana el voto popular del estado en cuestión. El candidato que gane la mayoría de los electores a nivel nacional es el que se hace con la presidencia.
El error de los mapas tradicionales en Estados Unidos
Otras representaciones de mapas electorales
Pueden encontrarse numerosas visualizaciones a lo largo y ancho de Internet. Una propuesta interesante es la llevada a cabo por FiveThirtyEight. Se trata de un mapa hexagonal en el que cada cada estado tiene una superficie equivalente a su número de electores, partiendo de la base de que un hexágono es un elector.
La ventaja de esta representación es que muestra lo que es realmente importante en el contexto de las elecciones estadounidenses, el número de electores, mientras que preserva algunas referencias geográficas que puedan ser familiares como la posición relativa de cada estado y sus fronteras.
Por su parte, el mapa de Douieb es una de esas visualizaciones que sintetizan una realidad más compleja en un mapa. Quizá por ello ha conseguido viralizarse en múltiples ocasiones. Llevado a la actualidad y a pesar de basarse en el mapa de los resultados electorales de 2016, aplasta la idea de esos mapas electorales que toman como base el territorio y en los que el país se tiñe mayoritariamente de rojo o azul.
El caso de España: sistema D’Hont
Llevado al caso de España, aquí se utiliza el sistema proporcional D’hont, que en este artículo te explicamos como funciona en detalle. Es un sistema proporcional porque sobrerrepresenta a regiones menos pobladas para darles de alguna manera voz y voto.
El sistema español ha territorializado más si cabe el papel del voto desde el momento en que pone el primer peso en la circunscripción (la provincia o ciudad autónoma) para, de alguna manera, tratar de compensar el desequilibrio demográfico galopante que vive España.
Los mapas electorales en España pecan de un problema similar al de los de Estados Unidos. En una simplificación otorgan idéntico peso a cada territorio (aunque su peso demográfico o político, con escaños, sea distinto). Así, prima en la visualización el aspecto geográfico, el tamaño de los territorios.
Es el caso del siguiente mapa, donde observamos la tradicional visualización en la que se prima a la unidad territorial, la provincia, que es la circunscripción electoral de referencia, independientemente del número de escaños que sus ciudadanos (representados) elijan.
El mapa anterior es uno de los que componen esta serie de mapas interactivos, realizado por el excepcional equipo de periodismo de datos de eldiario.es. A través de estos mapas se puede acceder a distintas visualizaciones en función de la mirada elegida: voto mayoritario por tamaño de la población, municipio en vez de provincia como unidad territorial o diagrama de escaños por circunscripción.