¿Qué es un país? Es la pregunta que subyace detrás de este atlas, el de los países que no existen, escrito por el geógrafo británico Nick Middleton y editado por Geoplaneta. El libro, disponible en español, está construido en torno a regiones con algunas características de país: una población, un gobierno y una bandera.
El ser o no ser de los Estados es un asunto muy controvertido. Así lo reconoce el autor en declaraciones a Geografía Infinita.
«El mapa político es bien conocido, en principio, por todo el mundo, pero deja entrever que todas las cuestiones de soberanía han sido resueltas», señala Middleton. «No es el caso», prosigue. «Hay muchos lugares en el mundo que añoran aparecer en el mapamundi oficial«.
Dicho esto y según explica el autor, «el mapa ha cambiado significativamente» incluso a lo largo de su vida. «El fin de la URSS creó 15 nuevos países», recuerda.
«También en la década de 1990, algunos países se reunificaron (Alemania y Yemen) mientras que otros se separaron (Checoslovaquia y Etiopía). En el siglo XXI, Timor Oriental, Montenegro y Sudán del Sur han aparecido como nuevos países reales», añade.
La importancia del reconocimiento
Según Middleton, «si tienes una población permanente, un territorio y alguna forma de gobierno, puedes ser un país independiente».
Pero matiza: «la cuestión es, ¿te reconocerá alguien?». Por ello, a su juicio, «el reconocimiento es algo crítico porque sin él, nadie te tomará en serio como país».
La idea del libro llegó hace tres años, cuando le leía a su hija pequeña el clásico inglés ‘The Lion, the Witch and the Wardrobe’ (El león, la bruja y el armario, en su traducción al español). Le gustó la idea de todos los lugares que existen al otro lado de la puerta (en el caso del libro, a través de la puerta de un armario).
«Cuando empecé a buscar ‘no-países’, estaba emocionado por cuantos había», confiesa. Hace un año se puso en serio en la tarea de elegir y sistematizar una lista con cincuenta de estos no-países.
Middleton se fija en territorios a los que, por diversas razones, no se les permite tener representantes en las Naciones Unidas, y son ignorados en la mayoría de los mapamundis.
Lo cierto es que no hay una definición que deje blanco sobre negro lo que es un país. En el libro se menciona un tratado firmado en 1933, durante la Conferencia Internacional de Estados Americanos, en Montevideo, Uruguay.
La «Convención de Montevideo» establece que, para convertirse en un país, una región necesita tener las siguientes características: un territorio definido, una población permanente, un gobierno y «la capacidad para relacionarse con otros Estados».
Aún así, muchos países que reúnen esos criterios no son miembros de las Naciones Unidas, cuyo reconocimiento suele ser la prueba de fuego para la «existencia» de un país. Este atlas, encuadernado de manera excepcional, navega por todos esos pedazos del mundo «sin país». Y lo hace, no sin polémica.
Cataluña sí, Euskadi no
Uno de esos no-países es Cataluña. Dice el autor del libro que «con una lengua propia y antigua y una historia diferenciada que se remonta a la Edad Media, un considerable número de catalanes se consideran una nación aparte del resto de España».
Según se explica en el libro «este territorio ya disfrutó en el pasado de un régimen autónomo. Hasta el siglo XVIII tuvo sus propios fueros y durante el siglo XX un parlamento propio hasta en dos ocasiones (…) en la actualidad Cataluña, restaurada la democracia, goza de un importante nivel de autonomía».
Aparece Cataluña pero no ocurre lo mismo con otras regiones con importante presencia nacionalista en España, como es el caso de Euskadi. «Sabía que eso podría crear un problema», reconoce Middleton a Geografía Infinita.
«El hecho es que he elegido los 50 no-países de mi atlas de entre bastantes cientos. Adopté unas reglas de juego pero, en cierto modo, mis decisiones sobre qué incluir y qué no fueron hasta cierto punto inherentemente arbitrarias», explica.
En este sentido, Middleton reconoce que «algunos lectores se pueden ver decepcionados». «Donde hay parejas de lo que podrían ser naciones en similares (aunque no idénticas) circunstancias, se han tomado decisiones para incluir una, pero no la otra.
Por ello Cataluña está, pero no Euskadi. Groenlandia está, pero Nunavut no. Ryukyu está, pero Ho’aido no».
Una heterogénea selección de no-países
Algunos de los no-países presentes en el libro han ejercido un control exhaustivo del territorio durante un considerable periodo de tiempo. Es el caso de Taiwán y Somalilandia, estados «de facto» a la espera de que el resto del mundo se ponga de acuerdo sobre la realidad de su existencia.
También convive el caso de los no-países que existen como regiones parcialmente autónomas de Estados reconocidos más grandes.
Reivindican mayores territorios y la autodeterminación de acuerdo con razones históricas o particularidades étnico-culturales. Estos motivos los hacen, en cierta medida, distintos de los Estados en los que se asientan.
Sus posibilidades van desde lo poco probable (Cabinda, la República de Lakota o el Tíbet) hasta lo razonablemente posible, como Groenlandia.
Groenlandia, el mejor candidato a país
De hecho, según Middleton, «Groenlandia es probablemente el mejor canditato a ser un país. Tras 250 años de ser una colonia danesa, la isla consiguió un gobierno local en 1979. Después llegó al autogobierno en 2009. El siguiente paso lógico es una completa independencia que podría ocurrir mientras viva».
Otros territorios presentes en este compendio han sido declarados independientes por alguien en concreto o por pequeños grupos. Tienen muy pocas posibilidades de que su independencia sea reconocida por ningún Estado-nación.
Son «microestados» pequeños, bien por territorio, bien por población, como es el caso de Pontinha, un antiguo bastión de la orden del Temple, situado en Funchal, cuya soberanía le fue concedida en 1903.
Algunos como Forvik y Hutt River son parodias deliberadas. Están pensadas para imitar a un Estado con todas sus competencias, pero con una ambición política, personal o comercial detrás.
También hay ‘no-estados’ que deben su supervivencia a la presencia de un aliado principal que les guarda las espaldas. Es el caso de antiguas zonas de la unión soviética como Transnistria y Abjasia.
Algunos ejemplos de no-estados incluidos en el libro:
Christiania (Europa): Comuna autónoma de Dinamarca.
Seborga (Europa): Principado que se declaró independiente de Italia tras convocar un referéndum en 1995.
Rutenia (Europa): República por un día en marzo de 1939.
Ogonilandia (África): Reino autóctono en el delta del Níger.
Barotsetlandia (África): Antigua monarquía que quiere ser reconocida como nuevo estado africano.
Redonda (América del Norte): Su primer rey rey declaró la soberanía en 1865. Varios aspirantes al trono se disputan hoy la corona.
Dinetah (América del Norte): La no-nación india más grande radicada en una reserva de Estados Unidos, con cierto nivel de autogobierno.
Araucania (América del Sur): El mapuche es un pueblo indígena americano que trata de recuperar la autonomía.
Ahvaz (Asia): Conocido también como Arabistán, Juzestán. Región de habla árabe de Irán que quiere recuperar su autonomía.
Baluchistán (Asia): Declaró su independencia un día después de que lo hicieran India y Pakistán, fue anulada una ño después y declarada de nuevo en 1958. Desde 1970 es una provincia de Pakistán.
Minerva (Oceanía): República libertaria declarada en 1972 en un territorio sobre un atolón del Pacífico hasta entonces sumergido.
¿Quieres conocer todos los no-países? Aquí tienes el libro.
Seguro, NARNIA es un pais.
By the way, ¿no sería conveniente consensuar lo que son Pais, Estado, Nación (y quizá algún término más) y a partir de ahí elaborar diferentes atlas, compararlos, justificarlos…? Seguro que sería muy complejo pero al menos, de acuerdo o no, quedaría claro de qué se está hablando.